diumenge, 21 d’octubre del 2007

LA LEY DE ALEJAMIENTO

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Que ironía que a una ley, la llamen así, ley de alejamiento. Primero porque tratándose de una ley que quiera proteger a la mujer, el hombre se la va a saltar, como tantas otras, para ir en contra de la mujer. Como niños malcriados, tozudos, inmaduros que siempre tienen que darle la razón, si no es así, sus pataletas pueden inducirlos a asesinar, con tal de salirse con la suya, por narices...Que pena y que vergüenza. Cuando les imponen la ley de alejamiento, la mujer pasa un tiempo, corto o largo, más bien largo, recibiendo golpes, de su compañero, que algún día le dijo que la amaba, se lo creyó i le correspondió porque así lo sintió su corazón. Luego a la mujer, si le quedan fuerzas lo va a denunciar, le da vergüenza, se lo piensa, pero va. Si los golpes la llevan al hospital, mejor, más creíble. Porque si no la pueden acusar de de ser una denuncia falsa o de provocarlo, i ya sabes, a los hombres si los provocas, no les das la razón, te enfrentas a ellos, o quieres arreglar las desavenencias hablando...pues no es manera. Tu te lo buscas, puede que te digan...Con suerte aplican a tu compañero, que de compañero no tiene nada, la ley de alejamiento, y va a pasar unas días a la cárcel y sale. Según la ley si la incumple, va unos meses a la cárcel. Aumentando la pena así sucesivamente. Falso completamente. La ley de alejamiento sólo la cumplen una vez, no hay una segunda condena, porque normalmente el hombre, antes mata a la mujer. La segunda detención ya es la definitiva, por asesinato. Antes de llegar a ese punto, pongamos un remedio por el amor de Dios, si es que existe... Ni la sociedad, que se compone de vecinos, personas, no se implican en evitar estas tragedias, ni aun que la victima pida ayuda. No hace falta que sea maltrato físico, también el síquico. Si la mujer pide ayuda no la encuentra en nadie, ni amigos ni familia, ni vecinos, todos ellos forman parte de la sociedad, son la sociedad. No ayuda a la mujer, porque no la cree. ¿Que está fallando? Si consigue liberarse sola, se siente menospreciada por la sociedad, que son todos. No le hacen ningún homenaje, ninguna fiesta de apoyo, de comprensión, como si se lo hacen a un hombre, sus compañeros y amigos, cuando tiene algún disgusto, o de trabajo o personal. A la mujer no, si por conseguir librarse de su agresor se encuentra en la calle, sin medios, y sin salud, ni física, ni síquica. Es patético y tremendamente injusto. La sociedad la juzga, la condena. Porque en realidad la sociedad lo que quiere son mujeres víctimas, víctimas, daríamos suaves, maltratos considerados, hasta ahora, como casi normales...y son incluso admiradas. Hace poco una amiga nos contaba, casada ya hace muchos años, que cuando un día fue al baile con su novio, al ver como iba vestida, muy enfadado le mando que fuera a cambiarse, pues llevaba un vestido demasiado corto y con mucho escote. Y la chica callada y con unos lagrimones que le llegaban hasta los pies, fue a casa y se puso un vestido más largo y cerrado hasta el cuello! exageraba la chica al contarlo, como si se tratara de una proeza, o un acto valiente en su vida. Eso le sucedió el siglo pasado, rozando ya los años 80, que no está tan lejos. El novio aquel, era su marido de siempre, cuando lo contaba era sobre el año 2002. La escuchábamos dos señoras mayores, un matrimonio también mayor y yo. Pues si que has pasado, pobre, le decían con admiración y la animaban diciéndole que muy bien, que era muy valiente, y le aconsejaban que pase lo que pase, lo importante es estar bien con el marido, que esas cosas eran rarezas menores. Si la forma de ser de su marido le amargaba un poquito la vida, que no hiciera caso y que no era nada. Y a la chica se le veía contenta y hasta feliz, vivía lejos de su ciudad y de los suyos, pues a su marido le habían trasladado por el trabajo. Claro que cuando las asesinan, todo son lamentos, rabia, lágrimas, que pena, pobres. Que hombres tan malos, dicen algunos y algunas. Pero esa no es la palabra, no son malos, son asesinos, que es muy diferente... y torturadores en potencia.